Por: Daniela Montalvo.
En mis aventuras por México, siempre busco lugares fuera de lo común, esos rincones que esconden secretos y maravillas por descubrir.
Y hace poco, me encontré con un lugar que parecía sacado de otro mundo: las Minas de Tiza, a solo 20 minutos del bullicio del centro de Tlaxcala.
Desde que puse un pie en este lugar, supe que estaba a punto de vivir una experiencia única. Las minas de tiza, abiertas al público por una módica entrada de tan solo $20 pesos, son un laberinto de túneles y pasadizos que parecen sacados de una fantasía.
Los muros blancos de tiza crean un paisaje surrealista, donde la luz se filtra de manera mágica y los espacios se entrelazan en una danza de sombras y formas. Es como adentrarse en un mundo subterráneo lleno de misterio y encanto, donde cada túnel esconde historias por descubrir y cada pasadizo invita a la exploración.
Aunque las minas solían estar activas durante la década de los setenta, ahora han sido reclamadas por la naturaleza y los viajeros intrépidos que las han descubierto. Los lugareños las mantienen en un estado impecable, lo que las convierte en el escenario perfecto para tomar fotografías impresionantes.
Sin embargo, hay que tomar precauciones al explorar estas minas, ya que aún están en proceso de desarrollo y no cuentan con instalaciones básicas como baños. Pero no te preocupes, en la entrada siempre encontrarás vendedores locales ofreciendo deliciosas quesadillas que harán las delicias de tu paladar.
Si eres amante de la exploración y te encanta descubrir lugares diferentes, las Minas de Tiza son una parada obligatoria en tu itinerario.
Eso sí, prepárate para encontrarte con mucha tierra blanca, ya que el nombre "tiza" proviene del náhuatl "tizatl", que significa "tierra blanca". Mi consejo: lleva ropa adecuada, porque después de esta aventura, ¡mi pantalón negro ya no será el mismo!
Un país tan diverso y multicultural como México, para una vida resulta sin fin.
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